La Comisión Nacional de Valores (CNV) aprobó recientemente el primer régimen regulatorio para la tokenización de activos del mundo real mediante tecnología blockchain. La medida busca modernizar el mercado de capitales y consolidar al país como un referente en innovación financiera a nivel regional. Todos los detalles de una tendencia que crece a paso firme.
Tal como se desprende del informe Estado de la Industria Crypto 2024 elaborado por Lemon, el año pasado resultó histórico para Bitcoin y el ecosistema de las criptomonedas a nivel mundial. “América Latina capitalizó este auge como ninguna otra región en el mundo. Argentina se consolidó como el epicentro de la adopción, conectando startups, desarrolladores e inversores globales con un ecosistema crypto emprendedor y de alto valor”, dice el informe de la fintech argentina.
¿Qué implica la tokenización inmobiliaria?
En relación con los activos inmobiliarios, la tokenización es el proceso mediante el cual una propiedad (o parte de ella) se representa en forma digital a través de tokens en una blockchain. Estos tokens pueden comprarse, venderse o transferirse, lo que permite una inversión fraccionada, ágil y globalizada.
Cada token representa una porción del valor del activo, y puede dar derecho a dividendos por alquiler, revalorización del inmueble, o una parte proporcional en la futura venta. La tokenización de activos podría alcanzar un mercado global de 16 billones de dólares para 2030, de los cuales 1,5 billones corresponderían solo a real estate. El Deloitte Center for Financial Services predijo recientemente que más de 4 billones de dólares en bienes raíces podrían ser tokenizados para 2035.
Casos reales y ejemplos internacionales
“Hoy la tokenización inmobiliaria ya es una realidad en Estados Unidos. Existen plataformas activas tales como Real Token, Arrived y Lofty AI que ya permiten inversiones en real estate desde los 50 dólares. En Europa también es una realidad: ya en el año 2023 el fondo inmobiliario BrickMark tokenizó oficinas de lujo en Zúrich por más de 135 millones de dólares. En Dubai, en 2024, se lanzó el primer desarrollo inmobiliario totalmente tokenizado (One Billion Real Estate)”, dice Mariano García Malbrán, presidente de la Cámara de Empresas de Servicios Inmobiliarios (CAMESI) y director de Keymex Latam y Argentina.
Una de las razones que impulsa la tendencia es la democratización del acceso a la inversión en real estate a partir de montos bajos, la liquidez (la posibilidad de vender tokens en mercados secundarios), la transparencia y la trazabilidad que ofrece la tecnología blockchain, así como la atracción que genera entre millennials y Gen Z, menos interesados en adquirir inmuebles completos.
Desafíos y oportunidades en Argentina
En nuestro país, aún no hay una legislación específica sobre tokenización de inmuebles (aunque el primer régimen de tokenización de activos reales con tecnología blockchain ya marca un camino), pero el marco actual permite estructurarlo vía fideicomisos. Se han desarrollado experiencias piloto en la Ciudad de Buenos Aires y en Córdoba, por empresas como Simplestate, SeSocio (antes de su venta a Blockchain.com) y más recientemente Inmsa Token.
Si bien todavía existen falencias a solucionar, como la falta de regulación específica, la escasa cultura financiera digital y las dificultades impositivas (cómo tributa el token), lo cierto es que la tokenización es una forma de atraer inversores sin acceso a crédito o aportes de capital importantes. De esa forma, se pueden monetizar propiedades aún no escrituradas (previa regularización).
Ya resulta evidente que la tokenización de inmuebles está transformando el modo en que se concibe la inversión en real estate. Argentina, aunque está aún en su fase inicial, tiene condiciones excepcionales para subirse a esta ola, sobre todo por su atractivo de precios en dólares, la alta adopción cripto entre usuarios y la necesidad de nuevas herramientas para canalizar ahorro e inversión. “La clave estará en combinar innovación digital, seguridad jurídica, y una comunicación clara hacia un nuevo tipo de inversor: global, informado y digital”, resume García Malbrán.