El token inmobiliario acerca la inversión en propiedades a más personas, con montos bajos y respaldo en inmuebles reales.
Esta herramienta digital desafía al histórico refugio de valor argentino. ¿Es más rentable que los clásicos ladrillos? ¿Cómo conviven ambas modalidades?
Por décadas, comprar ladrillos fue señal de ahorro “seguro” para los argentinos, como reflejo de una cultura heredada de inmigrantes mayoritariamente europeos que anhelaban la tranquilidad del techo propio. Pero, además, en un país marcado por la inestabilidad económica, la propiedad ofrecía refugio, renta pasiva y un respaldo tangible que trascendía el paso del tiempo.
Sin embargo, una nueva tendencia está empezando a disputar esa hegemonía: la tokenización inmobiliaria.
Una inversión digital y real
La tokenización de inmuebles es una forma nueva de invertir en ladrillos, con tecnología digital: en lugar de comprar un departamento o un local entero, se divide ese inmueble en “pedacitos digitales” llamados tokens que pueden comprarse desde montos bajos, como si fueran acciones.
Los tokens inmobiliarios ofrecen una alternativa accesible y respaldada en propiedades reales, con potencial de atraer nuevos inversores.
La gran ventaja es que esos tokens están respaldados en un inmueble real y permiten participar de la renta o la revalorización de la propiedad a través de la tecnología blockchain, que asegura transparencia y seguridad en las transacciones.
“Hoy la tokenización inmobiliaria es una realidad en EE.UU. y en Europa. Existen plataformas que permiten inversiones en real estate desde 50 dólares”, dice Mariano García Malbrán, presidente de la Cámara de Empresas de Servicios Inmobiliarios (CAMESI).
De hecho, el Deloitte Center for Financial Services predijo recientemente que más de 4 billones de dólares en bienes raíces podrían ser tokenizados para 2035.
Tokenizar: los atractivos de Argentina
En Argentina, la Comisión Nacional de Valores (CNV) avaló a mediados de año el primer régimen regulatorio para la tokenización de activos mediante tecnología blockchain.
La tokenización inmobiliaria en Argentina avanza con regulación de la CNV, permitiendo que pequeños y medianos inversores accedan a oportunidades respaldadas en propiedades reales.
“La aprobación abre la puerta a que la tokenización inmobiliaria deje de ser un concepto innovador aislado y empiece a convertirse en una herramienta real de inversión. En los próximos dos años, veremos una primera ola de proyectos piloto que buscarán atraer a pequeños y medianos inversores”, pronostica García Malbrán.
Ya se han desarrollado experiencias en la Ciudad de Buenos Aires y en Córdoba. La expectativa es alta porque Argentina tiene una particularidad: el ahorro está fuertemente dolarizado y atado al ladrillo. La tokenización permite combinar ambas cosas. “Si el marco regulatorio se consolida, el crecimiento —prevé Malbrán— será exponencial ya que a los desarrolladores locales podrían sumarse jugadores internacionales”.
Desde la CNV explicaron que el régimen se implementará por el término de un año, en un entorno de prueba controlado para que las empresas exploren esta tecnología.
¿El ladrillo ha quedado obsoleto? No necesariamente. “La inversión tradicional sigue teniendo valor para quienes buscan seguridad, control y presencia física sobre su capital. Pero para nuevos perfiles —freelancers, jóvenes, pequeños ahorristas o quienes desean diversificar sin comprometer grandes sumas—los tokens inmobiliarios se posicionan como una alternativa eficiente”, responde Remy Jacobson, Co-Founder de la plataforma ReaIT, empresa estadounidense que ya cuenta con más de 65.000 inversores registrados.
Comunicar y educar sobre tokenización
El mayor desafío es generar confianza. “Hay barreras tecnológicas y culturales. El argentino promedio aún no tiene internalizado qué significa comprar un “token” respaldado en un inmueble y no está habituado a plataformas blockchain. Y la integración entre el mundo digital de los tokens y la seguridad jurídica de la escritura tradicional necesita robustecerse en la práctica”, advierte García Malbrán.
Es por eso que el mercado inmobiliario tiene como misión educar sobre las garantías reales detrás de cada operación. “También debe comunicar con transparencia: las plataformas tienen que mostrar con claridad qué inmueble respalda cada token, cómo se administra el flujo de fondos, qué derechos adquiere el inversor, y se requieren alianzas estratégicas con escribanos, bancos digitales, fintechs y aseguradoras para darle robustez y legitimidad al sistema”, dice el presidente de CAMESI.
Coronar esta estrategia es solo cuestión de tiempo, porque bastará un caso de éxito local que demuestre que se generó renta y que el inversor recuperó su dinero o lo multiplicó para que la tokenización inmobiliaria se consolide.